30.10.08

Raquel Robles

A todas esas Madres que no llegaron a ver la cara de pánico con la que entraban a Tribunales los asesinos de sus hijos.

Cuando uno de estos genocidas va preso te das cuenta el peso que significa la posibilidad de encontrártelos en la calle, en un bar, en el cine, en el supermercado. Es sólo ese particular alivio el que te hace posible saber que la impunidad es ese collar de melones que te hace andar despacio. O haciendo demasiada fuerza para ir igual de rápido que los demás. Los escraches, entre otras cosas, sirven para compartir algo de ese peso. Todos tenemos que indignarnos si un genocida anda libre. Tal vez no todos sepan de ese miedo animal, de ese miedo niño a uno mismo ante la posibilidad permanente de verlos cara a cara. Otra vez esa cara.
escribió Raquel Robles, la ganadora del Premio Clarín de Novela.

Porque además de escritora, Raquel es militante de los Derechos Humanos en la agrupación HIJOS. La agencia La Vaca cuenta su historia y transcribe el texto completo.



Raquel

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