15.10.10

Despedida a don Salomón

Voy a hacerme eco de la voz de otro. Hace unos años hice una nota sobre una sala de salud que los vecinos del barrio Connet, en Isidro Casanova, estaban armando para atender las necesidades de la zona. Necesidades que tanto la provincia como el Municipio estaban obstinados en desconocer. El motor de todo el esfuerzo fue Don Salomón Brítez. El hombre murió hace algunas semanas, y una de sus vecinas, María Elena Medina, que además es estudiante de periodismo en la Escuela Eter escribió una carta de despedida. Estas son sus palabras:

A

ntes que nada quisiera decir mis agradecimientos a la señora Ñeca por darme su aprobación para escribir esta humilde carta en memoria del señor Salomón Britez, un amigo que partió hacia la eternidad.
Es hasta el día de hoy que todavía no puedo creer que se haya ido. Me resulta demasiado extraño. Como que no quiero entender que ya no va a estar mas entre nosotros.
A mi me cuesta mucho poder expresar mis sentimientos pero de la mejor manera en que lo hago es así, escribiendo.
Quiero que sepa Don Salomón que usted, tanto para mis padres como para mí, fue una persona extraordinaria. No tengo más que palabras de agradecimiento para usted y para su familia por todo lo que han hecho por nosotros a lo largo de todos estos años.
De chiquita yo le tome mucho afecto. Para mi era un tío, porque siempre estuvo en cada cumpleaños, en cada reunión que se hacia en casa.
Todavía tengo guardada la tarjeta que me escribió el día de mi cumpleaños de quince. En ella decía que había ido a salir a buscar rosas, pero no encontró ninguna que se iguale conmigo.
Después fui creciendo y también la vida me hizo crecer. Pasamos muy buenos momentos, pero otros muy difíciles: fallecimientos de seres queridos, la enfermedad de mi papá… Y usted siempre estuvo ahí… Ayudándonos, dándonos ese aliento, esa fuerza para seguir adelante como ninguna otra persona hizo.
Usted siempre fue una persona que se preocupó por el barrio. Siempre que alguien necesito, usted estaba ahí. Es así que comenzó este proyecto hace 12 años, el cual hoy en día esta muy encaminado. La sala de salud dejó de ser un sueño y se materializó en esta inmensa obra. Otro legado que usted nos dejó. Otra muestra más de la hermandad que existe entre Paraguay y la Argentina.
Como bien usted dijo este es un barrio carenciado, con muchas necesidades. Es por eso que usted pedía que todo el barrio se sume a este proyecto. Fue así que de 16 socios hoy en día ya son 90, pero aún queda mucho por hacer y así será.
Seguiremos juntos para poder hacer realidad este sueño. Para que la salita esté terminada y con sus médicos atendiendo al barrio, porque no es solo el trabajo genuino de la construcción de la salita, sino que también hay detrás un trabajo social, solidario.
Hace cinco años la vida me dio una prueba que hasta el día de hoy estoy tratando de superar. Al comienzo de mi enfermedad estuve muy mal. Muchas cosas no entendía. En esos momentos uno se da cuenta cuanto lo quieren y quienes son realmente los que lo quieren. Ahí estuvieron Don Salomón, Doña Ñeca y Doña Eli que venían todas las tardes para estar junto a mí para rezar o solo para pasar un rato.
Solo me queda guardada en mi corazón esa imagen del último bingo en la salita. Me decía que usted estaba bien y que le hacía bien estar acá, en la salita.
Don Salomón quiero que sepa que lo quiero mucho. Que me hace mucha falta, porque se me fue una gran persona. Usted era un tío para mí. Sé que donde está nos va a guiar a todos nosotros, a su señora, a sus hijos y sus nietos. Y se que también ya se debe haber encontrado con otras grandes personas como: el tío Genaro, Don Daniel y Doña Eli. Deben estar todos juntos como lo estaban aquí en la salita o en el barrio.
Todos, tanto mi familia como el barrio entero, lo va a extrañar. Porque fue un ejemplo de persona para todos nosotros y en todo lugar donde estaba su presencia.
Su partida va a ser una herida muy difícil de cerrar, pero los momentos que hemos pasado junto a usted quedarán guardados en cada uno de nosotros.
Hasta siempre Don Salomón, María Elena Medina

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso es hacer pernismo desde el llano, como corresponde, y como me falta a mí. Estoy orgulloso de vos
Te amo
Tu Titilino