El astillero de Walesa en la ruina

Las gigantescas grúas verdes se yerguen
imponentes en el astillero de Gdansk donde Lech Walesa y su
movimiento ``Solidaridad'' lanzaron la revuelta pacífica
anticomunista que electrizó al mundo en 1980.
Pero ese episodio histórico no basta para salvar al envejeciente
astillero, pese al enorme orgullo nacional que despierta entre los
polacos. La cuna de ``Solidaridad'' lucha hoy por mantenerse con
vida en vista de las demandas de la Unión Europea de que abandone
los subsidios estatales, y en medio de acusaciones de interferencia
política del gobierno.
Los esqueletos de acero de voluminosos barcos comerciales
todavía se alzan sobre los pintores y soldadores con batas
engrasadas, mientras a la distancia se perfilan los chapiteles de
la iglesia en el barrio antiguo de la ciudad. Pero la producción ha
disminuido drásticamente. Hoy sólo 3.000 personas trabajan en el
lugar que empleó a 17.000 en su mejor momento.
Algunos funcionarios polacos advierten que las presiones
amenazan una industria que floreció durante siglos en las costas
norte de Polonia y a la vez un sitio digno de preservación como la
cuna de ``Solidaridad''.